Resulta que el sábado 21 de mayo sería el inicio del fin del mundo iniciando con un gran terremoto, cuando nada sucedió, entonces sería hasta octubre 21 de este mismo año, según dijo un predicador evangelista, recaudando no sé cuánto dinero a costa de la fe de los demás. Pero no es la primera vez que sucede, ¿Qué tal el pánico antes de terminar el siglo XX, cuando también se decía que se acabaría el mundo ó, hasta el 11 de agosto de 1999 con un eclipse total del sol? haciendo que una pareja de casados se suicidara antes, con tal de no llegar a ese día. También está lo que dicen predijeron los mayas para el 21 de diciembre, algunos dicen que será el fin del mundo, mientras que otros dicen que será el inicio de una nueva era de luz para la humanidad.
Ruinas del Monte Palatino, Roma Italia. |
Sin ánimo de interferir en cualquier tipo de creencia, fe ó dogma de los demás, pensar en el “fin del mundo”, me ha hecho reflexionar ciertas cosas; se me hace imposible pensar que el mundo entero con todos sus seres vivos desaparecerá por completo en un mismo momento, no es que me sienta invencible o indispensable, es solo que en verdad me cuesta imaginarlo, por varias razones que en este momento no expondré, aunque eso me llevó a pensar en que cualquier día de cualquier mes de cualquier año, cualquier persona puede experimentar el “fin del mundo”, ya sea de manera personal ó en masa, como por ejemplo; cuando un joven es rechazado en la universidad ó en cualquier escuela, cuando se es despedido de un empleo teniendo que mantenerse ó mantener a alguien más, cuando se termina una relación sentimental ó matrimonio, cuando se incendia tu casa, sucede un tornado, terremoto ó tsunami y de la noche a la mañana te quedas sin nada, cuando un amigo muy querido te traiciona, cuando te detectan una enfermedad, cuando muere un ser querido, y hay muchas otras situaciones en las que experimentamos el “fin del mundo”, y no porque éste se destruya de forma apocalíptica, sino, porque literalmente sentimos que después de lo ocurrido todo ha terminado para nosotros y lo demás deja de tener importancia, aunque después todo pasa y seguimos adelante.
Si existiera un fin del mundo como tal, nada podemos hacer ante eso, ni siquiera preocuparnos por cuándo, ni cómo será; lo único que está en nuestras manos, se tengan las creencias y fe que se tengan es hacer algo de provecho con nuestra vida, construir, en vez de destruir, hacer el bien a quien sea, preocuparse y cuidar nuestro entorno y a nosotros mismos, pero sobretodo amar y respetar al prójimo, y no estar dañando ni destruyendo lo demás ó a los demás y después querer que nos vaya bien ó que tengamos un buen final. Porque eso sí, no sé si el mundo exista eternamente -y estoy segura que no estaré para constatarlo-, pero al menos los seres vivos hasta ahora no lo somos y algún día irremediablemente tendremos que morir, de cualquier forma.